Actores, poetas, artistas y creadores se concentran en la Plaza del Pelícano y en Pasaje Mallol para vivir en espacios diferentes
Aún se mantienen en Sevilla dos espacios muy especiales, en los que sólo con poner un pie en ellos se despierta la creatividad. Se trata de los Corralones de la Plaza del Pelícano, de Pasaje Mallol y Castelar, el lugar elegido para decenas de artesanos de la ciudad, que no quieren renunciar a tener su taller en pleno centro de Sevilla.
Hombres y mujeres de varias generaciones trabajan día a día en aquello que descubrieron que es su vocación profesional, dedicados en cuerpo y alma a crear como músicos, bailarines, actores, poetas, arquitectos, ingenieros, comerciales, cineastas, pintores, ceramistas, diseñadores, herreros, o ebanistas; ya sea solos o bien bajo la figura profesional del coworking.
Estos corralones fueron, en otro tiempo, sedes de oficios ligados a talleres artesanales, y por el trabajo cotidiano de sus nuevos pobladores han recuperado su vigor. Es posible seguir encontrando nuevos artistas dedicados a los antiguos oficios ligados a la Semana Santa, pero junto a ellos se ha desplegado un abanico de vocaciones múltiples y en muchos casos con posibilidades de generar sinergias.
No es un espacio impuesto, como sucede en otros puntos de Europa, donde estos talleres se destinan principalmente a la exposición y a la venta; en los corralones de artesanos de Sevilla hay profesionales que mantienen su producción durante todo el año, entre paredes encaladas y buganvillas, pisando cada día los antiguos adoquines de su laberinto de calles.
Merece la pena conocerlos y disfrutar en estos originales espacios abiertos, donde está más viva que en cualquier otro rincón la creatividad de la ciudad.