Lamenta el mal estado en que se encuentra uno de los mejores ejemplos del gótico mudéjar en Sevilla
El Estudio de Arquitectos Honorio Aguilar ha hecho un llamamiento para impulsar la remodelación de la Iglesia de San Lázaro, una joya de estilo arquitectónico gótico mudéjar, construida junto al hospital del Siglo XIII del que tomó el nombre, que se encuentra en un lamentable estado de conservación y ni siquiera se puede visitar en su interior desde que se cerró al culto. “El templo, que es del siglo XVI, está en ruinas y necesita una reparación urgente, especialmente de su torre, única en Sevilla, de estilo renacentista, así como del campanario, y del ábside”, destaca.
El arquitecto ha lamentado que este bonito complejo, ubicado en una de las entradas de Sevilla, al localizarse a pie de la SE 30 y encontrarse en un enclave de mucho tráfico, esté en este estado, que llega a ser incluso peligroso incluso para su supervivencia.
Honorio Aguilar recordó que la Iglesia de San Lázaro presenta tres naves con ábside y cuenta, en su exterior, con portadas ojivales en ladrillo. El presbiterio, donde se encuentra la Capilla Mayor, es profundo y acaba en ábside poligonal, y se cubre con bóveda de piedra dividida en tramos por nervaduras góticas, con la particularidad de disponer sólo de dos ventanas en el mismo y cuyo retablo está perfectamente integrado con las mismas.
RESTAURACIÓN PENDIENTE
El retablo de San Lázaro es una obra cumbre de Villegas y Marmolejo de mediados del XVI, que está casi completo, aunque por restaurar. Actualmente la iglesia está pendiente de someterse a una completa restauración que no llega, y presenta cubiertas provisionales en las naves laterales y un lamentable aspecto en el ábside y torre.
En el Hospital, destaca la torre sobre la que se supone se adosa la primitiva fundación, la denominada Torre de los Gausines, un machón casi irreconocible en el conjunto de la fachada renacentista en el que se ubica la puerta de acceso al recinto, con una muy discutible intervención contemporánea, que resta protagonismo a la portada manierista. La iglesia queda oculta por la crujía de fachada de la segunda mitad del XVIII, aunque a ésta fue trasladada la portada principal de ladrillo, hoy desgraciadamente con una puerta cegada, que aún existe tras el cerramiento. A juicio de Honorio Aguilar, “resulta inadmisible que esta singular torre de ocho lados, presente tal estado de abandono en el cruce de dos importantes arterias de la ciudad, frente a un establecimiento hotelero… De ahí que hagamos un llamamiento a la agilización de las obras para que no perdamos un conjunto tan emblemático como éste”.
